Unidad es síntesis de lo diverso.
Está claro que hay dos veredas bien marcadas entre lxs que quieren un país con crecimiento y riqueza sea compartida entre todxs sus habitantes, mientras otrxs prefieren solidificar una sociedad desigual con arriba y abajo, castigo y represión para quienes se resistan, pocas obligaciones para lxs dueñxs y nada para los que no tienen nada.
Pero cómo contener sindicatos, agrupaciones, cooperativas, partidos y otras formas de organizarse libremente más allá de juntarse para las elecciones.
Es tarea de la conducción, personificada en alguien capaz de armar un equipo de colaboradorxs eficaces en sumar voluntades, pero también de gestionar su área de trabajo. Crear formas de participación y escucha. Condensar las miradas calidoscópicas de la coyuntura y compendiar en propuestas políticas capaces de mejorar la vida de lxs vecinxs. Planificar para transformar.
Dar sentido de pertenecer, una identidad basada en el reconocimiento de los intereses propios construyendo convergencias. Reconocer la virtud y capacidad de cada colectivo en un proyecto común. Poner a lxs mejores responsables políticos en los lugares más expuestos y preparar los equipos para generar y sostener ideas que se conviertan en realidades que beneficien al conjunto.
Si no logramos contener las contradicciones, nuestras palabras y acciones son un regalo para la agenda de los que reconocen la injusticia y la desigualdad como parte de la naturaleza.
Jóvenes, veteranas y veteranos debemos reconocemos en la eficacia para sumar experiencia, liderazgos basados en carisma y calor humano de abrazo, modulando la fuerza de las nuevas propuestas, la necesaria escuela de la administración de lo público sin subordinarlo a los intereses privados, de la mística alimentada de voluntad e ideología.
Conducir es ser capaz de reconocer lo mejor de cada unx, experticia y fortalezas de las personas, aunar la fluidez de esa utilidad en un proyecto común. La confrontación de iguales es un fracaso de la comprensión mutua. Jugar con armas innobles y denuncias descalificantes, un arma de la derecha.
La continuidad de un proyecto requiere de la formación de las nuevas conducciones. ¿Es esto lo que dice Cristina cuando habla de bastones y mariscales?
¿Son tantas las diferencias que no pueden conjugarse en una propuesta común frente a los inmensos problemas que sufrimos? Guerra mundial, lucha de bloques de poder internacionales, falta de unidad entre los gobiernos latinoamericanos, una deuda impagable y las consecuencias de no pagarla…
¿No es suficiente con la losa judicial, el veneno de los medios? ¿La voracidad de los dueños de la tierra, las trampas permanentes de los que sólo ven su cuenta en el extranjero? ¿La burla egoísta de empresariado productor de alimentos (con nuestro trabajo)? ¿El espionaje de mercenarios, el poder de la embajada y sus servicios? ¿La inercia acomodaticia de los que prefieren sobrevivir en cualquier contexto… la ignorancia prefabricada de los que tienen como límite de comprensión la puerta de su casa (lxs que tienen)?
Necesitamos grandeza y amor a la Patria, que es el Pueblo. Tirar a la basura los resentimientos de facturas imaginarias y armar mesas de arena con todxs los propixs, poniendo los colores enemigos en el lugar que realmente tienen y la frontera de la confrontación donde realmente están.
Gustavo Zapata
Secretario General de CTA
Morón-Hurlingham-Ituzaingó