Es pronto aún para una imagen clara de esta coyuntura pos-electoral. Logramos en pocas semanas saber por qué los enemigos del pueblo, defensores del privilegio y sus colectoras salvajes cosecharon desmemoria y angustia. Supimos sobre la lentitud en la caja de velocidades de nuestro gobierno, con recuperaciones que no llegaron a los más desprotegidxs. La Carta de Cristina fue clave. En una sociedad donde el salario mínimo es menor que la línea de pobreza, con jubiladas/os y trabajadores/as debajo de la indigencia…la prudencia se vuelve un arma sobre los propios los pies.
Cuando uno se entera de las historias de desamparo de tanta madre sola, familias sin casa, jóvenes sin trabajo ni estudio… en cada barrio se puede hacer una colección de las causas de nuestra escasez y falta de respuesta, en cada charco de agua estancada, en cada terreno con 4 o 5 viviendas y familias por la angurria intacta de los dueños de tierras y poder.
Como no miramos sin primero despejar el ojo, tenemos que analizar las miserias que nos lastran, que no nos permiten desplegar toda la fuerza esperanzadora de tanta militancia siguiendo líderes que no siempre pueden identificar la contradicción principal de la secundaria, de los que ponen como bandera sus odios y aspiraciones personales mientras cosechan la adhesión de otrxs más desorientados aún. De quienes no comprenden los palotes de la conducción sana y en función de un proyecto de transformaciones reales y profundas en una sociedad impregnadamente injusta. No es para flagelarse, pero intentamos con el ejercicio cotidiano de la coherencia demostrar cómo se pueden hacer sindicalismo y política de otra manera. Siempre seremos respetuosos de los referentes que otros y otras eligen. Creemos que con los que ponen el cuero haciendo todas las cosas hay que construir caminos, horizontes y rumbos.
Tampoco planteamos imposibles para sintetizar la bronca de la impotencia, administrando ensaladas discursivas a la carta, mezclando el pago de la deuda con las persecuciones de mapuches, la inflación y todas las desgracias de la historia. Tímidos para identificar a los autores materiales, apuntan con todos los dedos a sus oponentes peronistas como cómplices de Caín a esta parte. Todo por un diputadx más…
Vemos con el puño apretado a los aprendices de camisas pardas, la peluca crispada de su líder y el ácido que arroja. Hoy grita y amenaza, aunque ya están pasando a la acción. Todo opositor será blanco de resentimiento y odio blindado. Entendemos que puedan sumar a su horda a los pibes que no entienden los cambios de la marea verde, la diversidad y el empoderamiento de género que los asusta, a la falta de trabajo que los castiga, la educación perversa que los amalgama con lo peor del género humano: los fascistas. Sabemos que los formarán para puño de hierro de un sistema podrido que se cae, con sus ganadores emitiendo desde Miami o Punta blancos de ataque, financiados con puñados de las montañas de dólares de las guaridas fiscales.
El neoliberalismo nos promete un apocalipsis climático, reparto de hambre y necesidad, gases y Tasers para los que no acepten su juego del calamar.
Sigue siendo un terreno de disputa esas zanjas de desorientación desclasada del 40%, las y los que siguen a sus futuros verdugos. A quienes nos endeudaron por 100 años, saquearon con las tarifas, espiaron nuestros pasos, despidieron, cerraron
fábricas, escuelas y no abrieron hospitales…caricias significativas que nos propinaron desde el poder. Desentrañar la necedad colectiva será parte de nuestra tarea para construir un poco de decencia entre tanta impudicia amarilla.
En los ojos de nuestras compañeras y compañeros, en las palabras y los gestos de nuestra juventud no burocratizada, en los abrazos que nos daremos en plazas y debates, hallaremos certezas. Sólo en el movimiento y la reflexión solidaria de lo diverso en unidad se puede reconstruir sobre tanta ruina.
Gustavo Zapata
Secretario General de CTA
Regional Morón, Hurlingham, Ituzaingó
Para Palabra Activa