Radiografía del resultado electoral y del nuevo escenario que se abre.
Finalmente, las elecciones de medio término dieron una gran variedad de resultados heterogéneos. Tanto a nivel nacional, como provincial y distrital hubo sorpresas y ratificaciones.
Con el escrutinio definitivo prácticamente finalizado tanto el oficialismo como la oposición tienen motivos para celebrar y lamentarse. El Frente de Todos, por un lado, logró achicar sensiblemente la diferencia mostrada en las PASO y reducir el triunfo opositor en la provincia de Buenos Aires a un punto (39 % a 38 %) y recuperar así la paridad en el senado bonaerense. Por otro lado el resultado adverso a nivel nacional donde el Gobierno quedó 9 puntos abajo, le hizo perder mayoría y quórum en el Senado, lo que lo obligará a establecer acuerdos con otras fuerzas. Por otro lado Juntos por el Cambio si bien logró imponerse, lo hizo por un margen mucho más estrecho que el esperado en distritos claves como la provincia de Buenos Aires y la propia Capital Federal viendo terminado así su sueño de ser la primera minoría en diputados.
La mayor concurrencia ciudadana a las elecciones del domingo 14 de noviembre pareciera ser, entonces, la causa central de este mayor acompañamiento al oficialismo y este retroceso opositor. Al mismo tiempo, la pésima elección de Randazzo (que fue derrotado hasta en su Chivilcoy natal) pareciera sepultar definitivamente el tantas veces reciclado proyecto de un “peronismo anti- K” con apoyo electoral masivo. La polarización, una vez más, sepultó la cada vez menos atrayente “ancha avenida del medio” que, como vemos, es un callejón sin salida.
La sorprendente elección del trotskismo en Jujuy (desde donde llegará un diputado nacional por esa fuerza) tal vez sea una ratificación de un gran descontento popular con la “confrontación de baja intensidad” que el FDT viene realizando contra el gobierno de Gerardo Morales. Finalmente el apoyo electoral evidenciado por la alternativa neo-fascista de los Libertarios (que fueron tercera fuerza en Capital, Buenos Aires y hasta en Hurlingham) debería ser un llamado de atención para todo el arco político democrático y especialmente para el campo popular.
Frente a este nuevo escenario, en el cual el gobierno logró una cierta oxigenación electoral, el Frente de Todos deberá gobernar creando consensos mayoritarios que permitan por un lado reparar el daño socio-económico que tanto el saqueo macrista como la Pandemia descargaron sobre nuestro pueblo y, al mismo tiempo, encarar una agenda de trasformaciones profundas que pongan la economía al servicio de las grandes mayorías. El tiempo y el fortalecimiento de todos los actores que componen el campo popular, tendrán la última palabra.