Por Mar Buonomo
En 1971, la Cooperativa de Obreros y Empleados del Correo en conjunción con el Banco Hipotecario, comenzó un plan de viviendas para que sus trabajadores y trabajadoras accedan a la casa propia. De esta forma, se creó Barrio Cartero Bruno Ramírez, en honor al primer cartero de Argentina.
A partir de la demanda escolar de la creciente comunidad, los y las vecinas de Hurlingham vieron la necesidad de instaurar un colegio público en el corazón de la plaza del barrio. En 1974, la Escuela 101 abrió sus puertas gracias al trabajo incansable del club de madres, la cooperadora y la vecindad.
El pasado viernes 13 de septiembre, la escuela, ahora llamada Escuela EP N°28, festejó sus 50 años y toda la comunidad estuvo presente. La directora, Carina Gastaldo inauguró la celebración con un cálido discurso en presencia de las autoridades directivas, docentes, alumnos y alumnas, vecinos y vecinas y las autoridades municipales, entre las cuales se encontraba el intendente Damián Selci.
Gastaldo llamó a recuperar lo transitado para comprender y reconocer el valor de la institución. Luego, invitó a Nora Araujo, la primera directora que tuvo el flamante colegio a compartir unas palabras. Araujo recordó el momento en que recorrieron el barrio y sus alrededores para llevar chicos a la naciente escuela.
Por último, el intendente recordó que no es tan común encontrar una escuela que tenga relación directa con el barrio. Además, afirmó que observó el esfuerzo y amor para llegar a los cincuenta años y prometió acompañar desde el municipio las necesidades de la institución y del barrio.
Luego de los discursos, los grados de primaria participaron en el escenario con música folklórica y de los pueblos originarios. También estuvo presente la Orquesta de violinistas de Hurlingham haciendo bailar a las docentes. A través del festejo, la comunidad revivió la importancia de los lazos que forjan la vecindad y la escuela.
La escuela y sus vivencias
La secretaria del colegio, Gabriela Gómez trabaja hace siete años en la N°28, compartió: “Es muy cálida, está muy integrada a las problemáticas del barrio”. En este sentido, la vicedirectora, María José Molina, explicó: “La escuela siempre fue una caja de resonancia de las cosas que suceden en la sociedad, uno trata de siempre tener un espacio de escucha. Todo repercute en la escuela, cuando las familias están mal, hoy la situación está muy mal económicamente hablando, pero uno trata de abrazar, de contener”.
Por su parte, Susana Rivadera, ex docente del colegio, recordó: “Ahí fueron mis primeras clases, mis primeras y primeros estudiantes con quienes compartí. Me quedan compañeros y compañeras entrañables que son los que terminan de enseñarte cómo ser docente. Todo eso que no aprendes en un profesorado, que se aprende en la experiencia, mucho de ese camino se lo debo a ellos y ellas, a estudiantes, que son quienes que te hacen la docente que sos en el presente”.
Por último, Graciela del Valle, docente, trabajadora social y ex alumna de la Escuela N°28 contó que ella ingresó en 6to grado y que sentía que la comunidad y la escuela eran una sola persona ya que se realizaban peñas y festejos para juntar fondos en donde participaban las familias, la vecindad y la cooperadora. “Puedo decir, con orgullo, que soy de la segunda promoción de la Escuela de Barrio Cartero”, finalizó.