Una vez más, el arte tomó cauce hacia una gran revolución: Una obra dedicada a la labor de una gran mujer, que sin dudas dejó una huella imborrable y llena de sentimientos en los corazones de quiénes la interpretaron.
El pasado Viernes 29 de julio, la Cooperativa Cultural Soy Nehuén tomó riendas hacia una gran gesta, no sólo artística sino también patriótica, en la que todes se pusieron en la piel de una inolvidable historia. Sí, una historia llena de alegrías, tristezas, injusticias, desesperanzas y esperanzas, pero colmada de una imponente lucha colectiva por los derechos de les trabajadores y la justicia social que no tuvo mejor protagonismo que de la gran Eva Duarte. Como aquella primera vez en 2004 (año de su estreno), el público fue testigo de una presentación realmente emocionante e inolvidable, dentro de un típico club de barrio ‘’Sociedad de Fomento Remedios de Escalada’’ de Pablo Podestá que aplaudió de pie y con fuerza colectiva a una inmensa corriente de danza como lo es NEHUÉN, alcanzando casi los 500 espectadores. Cabe destacar el gran auge militante de compañeres entrañables que fueron el nexo entre autoridades municipales, culturales y de autogestión que permitieron esta gran manifestación artística.
Grandioso fue, meterse en la piel de la época, ensayar y escuchar relatos que nos sumergían en la vida de una mujer inmensa, la construcción de la puesta en escena y la práctica colectiva de estar y compartir junto a otres un sentimiento de patria y de amor eterno hacia Eva. Mujer recordada con amor por quienes lograron adquirir mayores conquistas y derechos sociales, pero injustamente increpada por el sector oligarca que simplemente perseguía sus intereses sin atender las necesidades del pueblo.
Eva Duarte, aquella joven que llegó de Junín a cumplir su sueño de ser actriz (disciplina a la que se dedicó por varios años) y que encontró también, no sólo su vocación artística, sino también la de servicio. Una mujer que entregó su alma al pueblo argentino desde sus más preciadas labores por la justicia social, en una época donde el perverso patriarca subestimaba la labor femenina, al cual Eva enfrentó de la mano de tantas otras luchadoras incansables por los derechos de la mujer como ciudadana.
Una mujer que sin dudas traspasó barreras, rompiendo esquemas y prejuicios, portando siempre la bandera de su pueblo, que siempre la llamó y la llama cariñosamente, Evita…
GRACIAS POR TANTO, EVITA ETERNA.
Martín Sebastián Orlando
Para Palabra Activa