Los primeros resultados de esta elección por lo malo conocido se ven en la frustrada votación del presupuesto 2022.
Las buenas almas nunca responsabilizaron a los votantes por haber elegido a Hitler frente a otras opciones. Incluso se autoflagelarían por lo que no pudieron interpretar, comprender, influenciar en el esquivo y a veces indescifrable humor social cuyo síntoma más evidente es el voto.
El actual parlamento nacional es un espejo roto con presencias pintorescas, minorías al mejor postor, minibloques al voleo, abstencionistas combativos, humoristas cordobeses y ausentes en permanente campaña. La primera minoría, un conjunto heterogéneo de militantes unidos por la angustia de ver un país arrasado, una sociedad maltratada, enferma y en parte encanallecida por hipnotistas de pantalla.
Un gobierno fruto de una coalición que no llega a ser un partido de unidad, de un frente con contradicciones secundarias que a veces hacen más lentas las acciones reparadoras, loteado horizontalmente entre organizaciones que saben trabajar de conjunto y otras que solo acumulan para adentro… Sin embargo, ése, nuestro gobierno, puso en el siglo XXI al sistema de salud, avanza a máxima velocidad en educación, ciencia y tecnología, estimuló la economía y el turismo para lograr tasas chinas de crecimiento, protegió puestos de trabajo y fomentó paritarias compensadoras del robo descarado de los formadores de precios. Por sólo mencionar algunas medidas aliviadoras, que no alcanzan, pero son diametralmente distintas a las infamias significativas del macrismo.
Pero una parte de nuestro pueblo les dio el voto y la confianza a maltratadores seriales, a payasos crueles imitadores de célebres asesinos de masas, voluntaristas jóvenes con larga experiencia en abstenerse de apoyar cualquier avance parcial de derechos y oportunidades. Sin mencionar a los que no se enteraron de la importancia de ir un domingo a una escuela, tomarse 20 minutos y decidir quién votará las leyes que mejorarán o empeorarán su destino en el corto plazo.
Es nuestro debate, de lxs que desde este lado de la comprensión de que es posible con política cambiar para mejor la vida de las personas, entender el porqué de estos fenómenos sociales. Tratar de reconciliar mezquindades, coordinar acciones comunes, poner a un lado por dos años proyectos personales o de facción y resolver o al menos achicar las consecuencias de estos males psicológicos masivos. No con psicólogos, sino con diálogo y hechos. Con política.
A los líderes locales les decimos: cuenten con la experiencia de los sindicatos, esas maquinarias a veces herrumbradas pero eficaces para proteger derechos, esos colectivos de militantes que todos los días hacen algo para que el trabajo sea menos penoso, más provechoso para el que lo/la realiza. El presidente y la heroica vice han hecho gestos fuertes en ese sentido. El gobernador los está haciendo, como este jueves 16 al comprometer su agenda de obras y políticas en el Congreso de la CTA.
No hacen falta cargos ni contratos. Nuestros equipos saben trabajar con la generosidad, sentido nacional y popular que nos enseñan nuestros cuadros de conducción. Nuestras herramientas organizadas, sindicatos, organizaciones barriales, cursos de formación profesional, cooperativas de trabajo, responsables institucionales… todo está al servicio de consolidar a nuestros gobiernos nacional-provincial-municipal.
Y nosotros no azotamos las puertas que se nos abren, porque sabemos trabajar en unidad.
Gustavo Zapata
Secretario General de CTA
Regional Morón, Hurlingham, Ituzaingó
Para Palabra Activa