Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, conocidas como PASO, dejaron un valioso arsenal de enseñanzas y reflexiones que todos los sectores que componen el Campo Popular deben escuchar y analizar. Balances, reflexiones y desafíos de esta nueva coyuntura post-electoral.
Finalmente y luego de una agitada y a veces virulenta campaña electoral, las urnas volcaron su veredicto que, una vez más, dejaron atónitos a los encuestadores, felices a les comunicadores de los medios hegemónicos y sorprendidos a los sectores del nacionalismo popular. El 38 % de votos recibidos por Juntos por el Cambio le permitió imponerse en casi todo el país y aventajar por casi 6 puntos al Frente de Todos. Sin embargo, estos porcentajes, esconden otros números más preocupantes: sólo el 67% de los empadronados asistieron a votar, es decir 13 puntos menos que hace dos años. Esta inocultable baja en la participación electoral, si bien en una visión apresurada podría hacernos suponer que benefició a los candidatos de la oposición, en realidad lesionó al Frente de Todos que “perdió”, al menos momentáneamente, parte de su base social de acompañamiento. El inevitable impacto de la Pandemia, la crisis económica heredada y profundizada durante la cuarentena sanitaria, el continuo accionar difamatorio de los medios masivos de comunicación y el indomable espiral inflacionario son , seguramente, factores a considerar a la hora de comprender los resultados. Además, la imposibilidad de movilización callejera, privó a los sectores populares de una de sus más importantes herramientas para la construcción de poder político.
Sin embargo y evidenciando una gran capacidad de reacción, el gobierno absorbió el golpe recibido reconociendo el resultado electoral (en lugar de agitar denuncias de fraude como suele hacer Cambiemos), re-acomodó el gabinete y lanzó un ambicioso programa de ayuda social. Es decir, el Frente de Todos lejos de inmovilizarse por la derrota electoral decidió sincerar el debate político de cara a la sociedad (la carta de Cristina es un ejemplo de esto) y luego de reconocer errores avanzar hacia la resolución de los problemas pendientes.
El alerta de las urnas fue registrado. La inflación golpeadora en las ollas de los hogares pobres está omnipresente y toma una dimensión q amenaza barrer con las políticas de reconocimiento de derechos que el gobierno sostiene desde su primer día. A la pandemia de la pobreza se la combate con la misma resolución, potencia, organización y decisión que a la del Covid. El gobierno no puede ni debe caer en nuevas tibiezas. Se le demanda que ejerza el poder que le dio el pueblo ciudadano en 2019 sin solicitar permiso. Que actúe como lo que fue: el ganador y portador del mandato popular. El inocultable mejoramiento de los indicadores sanitarios, el éxito expansivo de la campaña de vacunación y el lento pero continuo recupero de la “normalidad” se sumarán para “re-enamorar a un electorado” que está expectante y pareciera algo desencantado.
Ninguna derrota será definitiva mientras los sectores populares permanezcan unidos, movilizados y organizados en la defensa de los intereses nacionales. Las elecciones pasaran rápidamente al olvido, pero las lecciones que la historia deja se quedarán por siempre gravadas en la memoria de los pueblos.
Excelente editorial!