El pasado viernes 24, una gigantesca movilización popular colmó la Plaza de Mayo. En el 47° aniversario del golpe de 1976 miles de militantes ganaron las calles en el histórico reclamo de Memoria, Verdad y Justicia a los que se sumó el pedido de renuncia de la Corte Suprema y la defensa de Cristina Fernández contra su proscripción y persecución judicial. Balance de una jornada histórica.
Desde temprano organizaciones sociales y políticas, sindicatos, los inagotables organismos de Derechos Humanos y miles de ciudadanas y ciudadanos “sueltos” dieron, una vez más, una muestra de musculatura callejera y capacidad de movilización sin precedentes.
Como siempre, comandados por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, familiares y sobrevivientes del Terrorismo de Estado leyeron un extenso documento que abordó sus históricas demandas pasadas y presentes. Al ya conocido reclamo por la falta de celeridad en los juicios de “lesa humanidad” (cuya demora posibilitó que empresarios como Blaquier murieran sin condena) se sumó el repudio a la “mega- minería contaminante”, la “presencia del magnate británico Joe Lewis en la Patagonia” y el pedido de “juicio político a la Corte Suprema de Justicia “. “ Como pueblo nos hemos ganados el derecho de tener un Poder Judicial (…) que no sea una sucursal de las corporaciones” enfatizó Estela de Carlotto al leer el documento desde el escenario.
Tampoco faltaron las menciones por la libertad de Milagro Sala y todos los presos políticos. “La persecución de la corporación judicial es padecida por las luchadores y luchadores sociales a través del lawfare con causas judiciales armadas que no cuentan con ninguno de los requisitos del debido proceso…” continuaron leyendo “entre las que se encuentra la persecución sufrida por la vice presidenta Cristina Fernández de Kirchner”. Este 24 tanto la memoria viva de los 30.000 como los desafíos de la más desencarnada realidad estuvieron presentes.
Por Pablo Ambrosetti
Para Palabra Activa