Luego de los anuncios del presidente Javier Milei en diciembre del 2023, se producen manifestaciones semanales y espontáneas en gran cantidad de ciudades argentinas.
Tras la aventura neoliberal de los años noventa y luego del fallido gobierno de la Alianza que encabezó el presidente Fernando De La Rúa, la situación social sucumbió y la económia voló por los aires.
Años de endeudamiento y corrupción tuvieron un desenlace trágico para los/as argentinos/as. A una treintena de personas fallecidas por la brutal represión policial en la Plaza de Mayo, se le sumaron cinco presidentes en una semana y una terrible devaluación que destrozó los salarios.
La consecuencia fue un grito popular; «Que se vayan todos´´. En un clima social en donde imperaba el descreimiento de la clase política, muchos/as compatriotas comenzaron a reunirse espontáneamente en las esquinas de sus barrios a modo de desahogo. Este fue el gérmen de próximos movimientos sociales, que con la primera década del segundo milenio formaron parte de la contienda social en las calles.
Unos veintitantos años pasaron de aquella realidad y el fenómeno vuelve a tomar color. Despúes de los anuncios económicos del mes de diciembre el presidente libertario anunció medidas desreguladoras y beneficiosas para los sectores más pudientes de nuestra nación. En este marco comenzaron a darse movilizaciones espontáneas en las plazas centrales de las ciudades de nuestro país. Esa misma noche de diciembre, frente al Congreso Nacional, miles de compatriotas dieron muestras de su descontento con un multitudinario ruidazo que dejó una impresionante postal.
Seguidamente, la necesidad de expresarse se trasladó a los barrios periféricos del conurbano bonaerense. En diferentes puntos de confluencia, las cacerolas comenzaron a hacer ruido. En lugares como: Hurlingham, Morón, Ituzaingó, Ramos Mejía, Moreno, Merlo, Avellaneda, Lanús, San Miguel, San Martin, entre tantas otras, se inició así la vuelta del fenómeno.
El siguiente paso fue convocar un día a la semana para seguir con la acción de «resistencia´´. Desencantados/as por la dirigencia de los partidos políticos y con el impulso de manifestarse en contra del modelo económico del gobierno de «La Libertad Avanza´´ las personas asistentes a las «Asambleas populares´´ se propusieron realizar tareas para difundir y hacer crecer su accionar. Lo que desembocó en «radios abiertas´´, volanteadas, marchas por los centros comerciales de las ciudades y actividades culturales de concientización de la población.
Inicialmente y durante el primer tiempo, sólo se dedicaban a «cacerolear´´, luego procedieron a realizar “Asambleas” en donde se solicitaba la palabra y se expresaban sentimientos y opiniones. Posteriormente comenzaron a surgir propuestas y a realizarse votaciones. Este accionar derivó en la confección de comisiones dedicadas a diferentes áreas como: Organización, Seguridad, Arte y Finanzas, por mencionar algunas.
Así es como surgieron coordinadoras regionales. Por último, el 24 de enero del presente año, el paro y la movilización al Congreso Nacional en oposición a la Ley Ómnibus y al DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia), convocado por las principales centrales sindicales de la argentina, representó un nuevo desafío. Las «Asambleas populares´´ se organizaron y se hicieron presentes en la jornada de protesta.
La realidad seguirá su camino dinámico y las asambleas tendrán que enfrentar el reto de sostener lo construido hasta ahora. Puede entonces que surjan nuevas expresiones populares y prácticas más abarcativas.
O quizá sea sólo un fenómeno pasajero. El tiempo será quién resuelva esta incógnita.