Editorial
Los resultados finales de las elecciones PASO dejaron al descubierto el enorme peligro que se cierne sobre nuestra democracia. Con algo más del 30% de los votos la ultra-derecha se erigió, al menos momentáneamente, en la primera minoría. Como ocurrió en Alemania hace 90 años, la crisis económica y social desatada por una inflación incontrolable creó las condiciones para el surgimiento de un monstruoso proceso reaccionario. Palabra Activa fija posición ante los nuevos desafíos.
Todo proceso popular implica, por definición, asumir las contradicciones y disputas que se gestan en el interior de las sociedades. Ya desde el 2008, en medio del conflicto que la resolución 125 desató con las patronales agrarias, comenzó a visibilizarse una naciente fuerza social de matriz conservadora, anti-peronista y reaccionaria.
Fue Mauricio Macri quien logró acaudillar tras de sí ese polo neo-conservador que se plasmó en la victoria electoral de Cambiemos en 2015. Sin embargo, y a pesar del inocultable blindaje mediático recibido por Clarín y La Nación, el brutal saqueo al que fueron sometidas las grandes mayorías hizo imposible su continuidad en el gobierno siendo derrotado en las elecciones de 2019.
Ya con el nuevo gobierno del FDT y en plena pandemia, la derecha vernácula comenzó entonces a buscar nuevos liderazgos. Mientras Rodríguez Larreta se presentaba ante la sociedad como un “opositor dialoguista“ que acordaba las medidas de cuidado sanitario posando junto a Alberto Fernández y Axel Kicillof, el propio Macri escribía sus memorias políticas como si ya fuera un ex –dirigente; la ultra-derecha ganaba centralidad saliendo a las calles o destilando veneno desde las redes sociales.
Es en ese contexto emergieron nuevos y nefastos liderazgos opositores entre los que destacó, desde el comienzo, Javier Milei. Con innegable habilidad discursiva, un carisma irreverente y la colaboración de los grandes medios de comunicación, este profeta del odio logró sintetizar tras de sí la larga tradición anti-peronista a la que le sumó ingredientes macartistas y anti-sindicales, conservadurismo religioso y un furioso neo-menemismo recargado. El discurso tecnocrático y privatizador completan la matriz ideológica de esta nueva fuerza social a la que no tardaron en sumarse los nostálgicos de la última dictadura y negadores del genocidio. Es decir que el polo Libertario nada tiene de la nueva derecha tantas veces anunciada” sino que no es nada más que un reciclaje de las peores tradiciones políticas de la humanidad. Frente a este escenario no hay mucho que dudar. Unión por la Patria debe erigirse como un frente popular-democrático anti-fascista que debe realizar todos los esfuerzos que sean necesarios para frenar y derrotar a la ultra-derecha.
Las debilidades, contradicciones, límites y errores de un gobierno popular siempre serán preferibles a la coherencia criminal de la derecha.
Hoy más que nunca debemos votar en defensa propia.
Gracias Palabra Activa!!! Sus publicaciones nos informan y lo más importante nos hacen pensar.
Acuerdo con el editorial, siempre un gobierno nacional y popular, con sus aciertos y desaciertos, pero siempre manteniendo nuestros derechos tan arduamente. conseguidos.
Defendamos a rajatabla!! El domingo tenemos la oportunidad.Nuevamente Gracias !!!
Nunca la derecha, siempre un gobierno nacional y popular.Nunca la privatización siempre defender el estado y nuestra soberanía.
Aprendí a. tener esperanza y a vencer medianamente el miedo, y con estás convicciones podré mi voto el domingo
Gr
Sin embargo muchos ciudadanos creen que la deuda la generó Cristina, que Alberto fue a buscar al FMI, y otros errores históricos, que obedecen a la desinformación. Por esto, va a ser arduo conseguir un aumento suficiente de votos para Unión x la Patria.